El hotel ha estado íntimamente ligado a la historia y la vida cultural de San Sebastián desde su apertura en 1912. En el siglo XIX, la ciudad costera se convirtió en un destino favorito para la realeza y la aristocracia que venían a disfrutar del sol y las propiedades terapéuticas del baño de mar. El diseño majestuoso del hotel, combinado con su ubicación junto al río y las vistas al mar, lo convirtieron rápidamente en el alojamiento preferido de la alta sociedad internacional.
Las 29 suites de lujo del hotel están diseñadas en una arquitectura de la Belle Époque que brinda a los huéspedes la máxima comodidad. La decoración contemporánea de las suites, con chimeneas de mármol, lámparas de cristal y sillones de terciopelo turquesa, se combina con tonos de gris, beige y verde para dar a las habitaciones una elegancia exquisita.
El hotel ofrece una tentadora selección de frutas frescas, quesos vascos, salmón ahumado y una amplia variedad de platos calientes. Todo el pan, los pasteles y los pasteles de frutas se hornean en el hotel cada mañana. Además, el hotel cuenta con un café que ofrece un famoso menú asiático con especialidades de Indochina, Japón o Vietnam, entre otros.
El Dry Bar es un espacio sofisticado donde se puede disfrutar de té de la tarde, cócteles clásicos y de autor, y una amplia variedad de Pintxos tradicionales vascos. También se puede disfrutar de una amplia variedad de tapas españolas o platos principales.
San Sebastián pasó de ser un tranquilo pueblo de pescadores a una próspera ciudad cosmopolita que requería instalaciones lujosas y modernas para satisfacer las demandas de sus exigentes huéspedes. En la época de la Belle Époque, la mayoría de los edificios que rodean la famosa playa de La Concha, incluyendo el ayuntamiento, el Teatro Victoria Eugenia y el hotel, fueron construidos en este estilo arquitectónico. El diseño majestuoso del hotel, a cargo del arquitecto Charles Mewes, quien también diseñó el Ritz de Madrid y París, contribuyó a su importancia histórica y arquitectónica.